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lunes, 11 de septiembre de 2017

Antes que nada, quiero agradecer porque la última entrada de este blog ha sido la 2da más leída después de una que cree con información realmente relevante sobre el proyecto de un amigo (El cual aún no sale al mercado por extraña razón, saludos Carlo) y eso me puso muy feliz y motivo a seguir escribiendo porque me dio satisfacción que de alguna manera u otra exista gente interesada en leer lo que este pobre diablo tiene que decir.

En estos precisos momentos estoy editando un video para el canal (POR CIERTO, SE SUBIRAN LOS VÍDEOS CADA MIERCOLES) y escribiendo esta deliciosa entrada (Sí, al mismo tiempo) para la gente que me lee y no se aburre, todo esto a la par mientras escucho a mis tocayos Alejandro Sanz y Alejandro Fernández.

En fin, en el transcurso del día y la semana pasada varios maestros e ingenieros han tocado una parte de mí en la cual me intereso mucho, y de la cual me nació escribir hoy, es un tema realmente crocante y con el cual me emociono muchísimo, y eso me da miedo porque no quiero explayarme tanto, no prometo que será algo corto, pero haré lo posible para que así sea.

Voy a introducirme al tema con una problemática y espero puedas ir entendiendo de que estoy hablando: Estas sufriendo problemas económicos muy graves en casa y ocupas dinero de urgencia para la escuela y una operación de algún familiar muy querido y de la nada llega un señor buchón, ya sabes, camisa de cuadros, escuadra fajada, cinturón y botas piteadas, reloj de oro, pelo en pecho y bigote a la típica mañosillo malandro a ofrecerte $3500 pesos a la semana por el simple hecho de ir a repartir 1 paquete al día a zonas concurridas de tu ciudad, ¿Lo aceptarías? No digas nada, yo sé que sí.

Bien, ahora cambiaremos el caso, imagina el mismo escenario, pero encima, además de que un señor buchón te ofrece dinero, llega un señor con un taller mecánico y te dice “Mira morrillo, ocupo gente en mi taller, te voy a pagar $3000 pesos semanales (Ya sé que es muchísimo, y encima muy raro el caso, pero solo es un ejemplo) y te voy a dar el primer pago por adelantado para que ayudes a tus familiares, ¿Cómo ves?”. La pregunta aquí es, ¿A quién le aceptarías el dinero?

La respuesta no es tan sencilla como para algunos pueda parecer, puesto que es cuestión de perspectivas y criterio, esta dependerá mucho de los valores con los que te formaron en tu casa, el ambiente social en el que creciste y el amor que te tengas. Muy seguramente la mayoría de las personas que fueron criadas con amor, valores y educación básica en casa además de un ambiente sano, sin violencia intrafamiliar ni tantas carencias la mayoría del tiempo, escogerán al señor del taller, y no por miedo o algo así, si no que las personas que sabemos lo que es correcto para que la sociedad no esté más pútrida, tenemos en claro que lo que menos le falta a México son personas que ganen dinero a lo pendejo, tengan un alto nivel de falsa seguridad, si bien, no estoy al 100% en contra del narcotráfico, lo que menos le falta a México son personas que no aporten más que en la decadencia y deterioro del tejido social en el que se desenvuelven.

¿Ya entendiste bien de que estoy hablando? ¿No? Bueno, no pasa nada, te diré.

La problemática más grande México, no del mexicano, porque la nacionalidad no influye (tanto) en las decisiones tomadas por cada individuo, esas son cuestionas de valores (creo yo), ah sí, la problemática más grande de México además del mal sistema educativo es la falta de oportunidades que tiene para sus residentes.

Muchas personas dicen “Ay, pero si hay oportunidades”, “Ay, pero si la gente en otros países vive con menos”, “Están, pero en Venezuela”, a esas personas solo quiero decirles: JODANSE.

México no es Venezuela en primer lugar, en segundo lugar, no negare que existen muchas oportunidades, malas, pero a fin de cuentas son oportunidades.

Empleos mal remunerados, canasta básica por las nubes, gran número de población, y mucha pero mucha delincuencia y hambre, ojo, no justifico a la gente que hace actos delictivos para comer, pero he pasado por el hambre de semanas y sé que es algo que de verdad no quisiera volver a vivir. No digo que vender droga sea la respuesta o esté bien, pero yo no veo tan mal que, si una señora se roba algunos bolillos de un súper mercado para llevarle de comer a sus 10 hijos de escasos recursos este tan mal, hay que tener corazón.

Es muy delicado hablar de estos temas y muy difícil tocarlos sin divagar para mí, pero hago lo mejor posible para escribir una opinión concreta y cuerda.

Resumiendo todo este rollo, la problemática de México se reduce a la falta de educación, pocas oportunidades y si, en parte, falta de visión y desarrollo personal por algunas personas, pero es que esto tiene mucho que ver con el tejido social el cual está podrido por lo mismo, valores, educación y vale madrismo, y esto se vuelve un círculo vicioso.

Podría hacer investigación e inclusive mi tesis de titulación hablando sobre esto y una teoría a la que denomino “Pirámide Negra”, la cual es una variante de la pirámide de Maslow en donde se habla de la motivación y necesidades humanas, pero enfocada hacia el ámbito de la gente mala, la gente que deteriora a la población, pero, en fin, no acabaría en este post, así que muy probablemente hable de la pirámide negra en otra entrada, solo daré una respuesta a la problemática del país.

¿La respuesta? Sencillo, no hay.

No es ser negativo, tampoco se trata de pesimismo, pero es que hasta que las personas no agarren la onda y abran los ojos frente al espejo y dejen de culpar al gobierno por la inseguridad van a poder decir: “Carajo, nosotros somos el problema”.

Si queremos cambiar al país, hay que empezar por cambiar nosotros mismos sin culpar a alguien o algo, ningún sistema ni mucho menos otras personas son las culpables de que muchas cosas estén mal, es cuestión de perspectiva y amor propio, de valores y querer dejarle algo bueno a tus tataratataratataranietos, porque, así como lo veo y al paso que vamos como sociedad, hasta esa generación podremos ver cambios.

Empecemos cambiando nosotros mismos, empecemos a ser buenos y no perjudicar al prójimo, empecemos a hacer las cosas bien.

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