Antes que nada, quiero agradecer porque la última entrada de
este blog ha sido la 2da más leída después de una que cree con información realmente
relevante sobre el proyecto de un amigo (El cual aún no sale al mercado por
extraña razón, saludos Carlo) y eso me puso muy feliz y motivo a seguir
escribiendo porque me dio satisfacción que de alguna manera u otra exista gente
interesada en leer lo que este pobre diablo tiene que decir.
En estos precisos momentos estoy editando un video para el
canal (POR CIERTO, SE SUBIRAN LOS VÍDEOS CADA MIERCOLES) y escribiendo esta
deliciosa entrada (Sí, al mismo tiempo) para la gente que me lee y no se
aburre, todo esto a la par mientras escucho a mis tocayos Alejandro Sanz y
Alejandro Fernández.
En fin, en el transcurso del día y la semana pasada varios
maestros e ingenieros han tocado una parte de mí en la cual me intereso mucho,
y de la cual me nació escribir hoy, es un tema realmente crocante y con el cual
me emociono muchísimo, y eso me da miedo porque no quiero explayarme tanto, no
prometo que será algo corto, pero haré lo posible para que así sea.
Voy a introducirme al tema con una problemática y espero
puedas ir entendiendo de que estoy hablando: Estas sufriendo problemas económicos
muy graves en casa y ocupas dinero de urgencia para la escuela y una operación de
algún familiar muy querido y de la nada llega un señor buchón, ya sabes, camisa
de cuadros, escuadra fajada, cinturón y botas piteadas, reloj de oro, pelo en
pecho y bigote a la típica mañosillo malandro a ofrecerte $3500 pesos a la
semana por el simple hecho de ir a repartir 1 paquete al día a zonas concurridas
de tu ciudad, ¿Lo aceptarías? No digas nada, yo sé que sí.
Bien, ahora cambiaremos el caso, imagina el mismo escenario,
pero encima, además de que un señor buchón te ofrece dinero, llega un señor con
un taller mecánico y te dice “Mira morrillo, ocupo gente en mi taller, te voy a
pagar $3000 pesos semanales (Ya sé que es muchísimo, y encima muy raro el caso,
pero solo es un ejemplo) y te voy a dar el primer pago por adelantado para que
ayudes a tus familiares, ¿Cómo ves?”. La pregunta aquí es, ¿A quién le aceptarías
el dinero?
La respuesta no es tan sencilla como para algunos pueda
parecer, puesto que es cuestión de perspectivas y criterio, esta dependerá mucho
de los valores con los que te formaron en tu casa, el ambiente social en el que
creciste y el amor que te tengas. Muy seguramente la mayoría de las personas
que fueron criadas con amor, valores y educación básica en casa además de un
ambiente sano, sin violencia intrafamiliar ni tantas carencias la mayoría del
tiempo, escogerán al señor del taller, y no por miedo o algo así, si no que las
personas que sabemos lo que es correcto para que la sociedad no esté más pútrida,
tenemos en claro que lo que menos le falta a México son personas que ganen
dinero a lo pendejo, tengan un alto nivel de falsa seguridad, si bien, no estoy
al 100% en contra del narcotráfico, lo que menos le falta a México son personas
que no aporten más que en la decadencia y deterioro del tejido social en el que
se desenvuelven.
¿Ya entendiste bien de que estoy hablando? ¿No? Bueno, no pasa
nada, te diré.
La problemática más grande México, no del mexicano, porque
la nacionalidad no influye (tanto) en las decisiones tomadas por cada individuo,
esas son cuestionas de valores (creo yo), ah sí, la problemática más grande de México
además del mal sistema educativo es la falta de oportunidades que tiene para
sus residentes.
Muchas personas dicen “Ay, pero si hay oportunidades”, “Ay,
pero si la gente en otros países vive con menos”, “Están, pero en Venezuela”, a
esas personas solo quiero decirles: JODANSE.
México no es Venezuela en primer lugar, en segundo lugar, no
negare que existen muchas oportunidades, malas, pero a fin de cuentas son
oportunidades.
Empleos mal remunerados, canasta básica por las nubes, gran número
de población, y mucha pero mucha delincuencia y hambre, ojo, no justifico a la
gente que hace actos delictivos para comer, pero he pasado por el hambre de
semanas y sé que es algo que de verdad no quisiera volver a vivir. No digo que
vender droga sea la respuesta o esté bien, pero yo no veo tan mal que, si una
señora se roba algunos bolillos de un súper mercado para llevarle de comer a
sus 10 hijos de escasos recursos este tan mal, hay que tener corazón.
Es muy delicado hablar de estos temas y muy difícil tocarlos
sin divagar para mí, pero hago lo mejor posible para escribir una opinión concreta
y cuerda.
Resumiendo todo este rollo, la problemática de México se
reduce a la falta de educación, pocas oportunidades y si, en parte, falta de visión
y desarrollo personal por algunas personas, pero es que esto tiene mucho que
ver con el tejido social el cual está podrido por lo mismo, valores, educación y
vale madrismo, y esto se vuelve un círculo vicioso.
Podría hacer investigación e inclusive mi tesis de titulación
hablando sobre esto y una teoría a la que denomino “Pirámide Negra”, la cual es
una variante de la pirámide de Maslow en donde se habla de la motivación y
necesidades humanas, pero enfocada hacia el ámbito de la gente mala, la gente
que deteriora a la población, pero, en fin, no acabaría en este post, así que
muy probablemente hable de la pirámide negra en otra entrada, solo daré una
respuesta a la problemática del país.
¿La respuesta? Sencillo, no hay.
No es ser negativo, tampoco se trata de pesimismo, pero es
que hasta que las personas no agarren la onda y abran los ojos frente al espejo
y dejen de culpar al gobierno por la inseguridad van a poder decir: “Carajo,
nosotros somos el problema”.
Si queremos cambiar al país, hay que empezar por cambiar
nosotros mismos sin culpar a alguien o algo, ningún sistema ni mucho menos
otras personas son las culpables de que muchas cosas estén mal, es cuestión de
perspectiva y amor propio, de valores y querer dejarle algo bueno a tus tataratataratataranietos,
porque, así como lo veo y al paso que vamos como sociedad, hasta esa generación
podremos ver cambios.
Empecemos cambiando nosotros mismos, empecemos a ser buenos
y no perjudicar al prójimo, empecemos a hacer las cosas bien.